
Esta montaña está en la estación de esquí de Verbier y se puede subir con un telecabina. Cuando me vi en la cima, el 6 de enero de 2010, me sorprendí por el hecho inesperado de que no había pista alguna para descender. Mi primo, un alemán (que buscaba quien le dijese por dónde bajar) y yo mismo acabamos siguiendo huellas de esquiadores y ello nos llevó a descender la montaña por su cara Oeste, que es la que puede verse en la foto que aquí aparece. Al principio del descenso hubo momentos de tensión porque no sabíamos a dónde nos llevaban las huellas que estábamos siguiendo. Suiza es una de las mecas mundiales en el mundillo de la montaña y por ello he podido ver más de una vez cómo algunos esquiadores/snowboarders de gran nivel dejan en la montaña marcas endiabladas que no me gustaría seguir.
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